6 lugares perfectos para ver las estrellas en México


Por Olympia Villagrán

Los celos y la venganza corroían por dentro a Hera, la enamorada y desesperada esposa de Zeus, mientras que Calisto, la hermosa ninfa que decidió desafiar a la mujer de Zeus aceptando y rindiéndose ante los juegos de seducción del dios del trueno, nunca imaginó el final ruin al que se enfrentaría tras ser descubierta por Hera.

Los bosques de Arcadia fueron testigos del amorío entre esta ninfa cazadora y el gobernante del Olimpo, presos de un arrebatado e intenso amor, descuidaron el secreto que destrozaría el corazón de la mujer que más amaba a Zeus, quien en venganza a su traición y como castigo para los dos, decidió convertirla en un oso que vagaría por el bosque hasta el final de sus días.

Arkas fue el hijo que Calisto había dejado como único legado tras ser convertida en un animal; como obra de un irremediable karma, un día, mientras Arkas caminaba por el bosque, se topó con aquel oso al cual desconoció totalmente como su madre. Y justo antes de que su propio hijo le lanzara la primera flecha que le atravesaría el corazón, Zeus intervino para contarle la verdad y salvar a la que alguna vez fue su amada.

Con todo el dolor de su corazón, el rey de los dioses decidió evitar que la vida de Calisto volviera a correr peligro, lanzándola hacia el cielo para alejarla de cualquier cazador que pudiera lastimarla. Tiempo después, Zeus transformó a Arkas en oso con el fin de enviarle a Calisto a alguien que le hiciera compañía. El par de osos quedaron trazados en el firmamento como dos constelaciones que navegantes y viajeros utilizaban como guía o mapa en tiempos antiguos.

Recibiendo el nombre de “Osa Mayor” y “Osa Menor” es como se dio a conocer esta leyenda griega que explica la formación de las constelaciones más famosas de la noche. Así como ésta, existen otras leyendas que narran el origen y formación de algunos conjuntos de estrellas, desde una perspectiva mítica o un tanto más astronómica, todas tienen un nombre, una edad y una historia. La maravilla de todo esto es que aunque nos encontramos a miles de kilómetros de distancia de ellas, aún podemos ver, desde algunos lugares, todas estas formas y brillos con los que estos cuerpos con luz propia nos cobijan.


Wirikuta

Este territorio sagrado para la cultura huichol pinta de un color tan obscuro e intenso al cielo, que nos regala una vista imperdible a la hora en que las estrellas despiertan. San Luis Potosí es el estado en donde podemos tirarnos sobre una manta para vaciar nuestra mente y sólo contemplar cómo se ilumina el cielo a lo largo de las horas sobre Wirikuta.


Morelia

“La Noche de las Estrellas” es el evento que reúne a toda la familia celeste sobre la capital de Michoacán, este recorrido por el que podemos apreciar la luz mirando hacia el cielo comprende algunos sitios arqueológicos y plazas públicas de la ciudad de Morelia.


Observatorio Astronómico Nacional de Baja California

En la Sierra de San Pedro Mártir opera el Observatorio Astronómico Nacional, en el cual, a través de telescopios profesionales, podemos sentir que casi tocamos las estrellas, pues el observatorio se encuentra en una zona privilegiada, lejos de la urbe y a 2,830 metros sobre el nivel del mar, siendo uno de los puntos más altos no sólo para observar a las protagonistas de la noche, sino para acampar todo el día y disfrutar sin presión alguna de todo el esplendor nocturno durante tu estadía.


El Salto

Esta es la ciudad principal de Pueblo Nuevo, en Durango, lugar ideal para contemplar la Vía Láctea desde abajo. Su clima y geografía lo convierten en uno de los aires más limpios y despejados de la República, por lo que la vista se convierte en algo excepcional durante el día y algo mágico por la noche.


Islas Holbox

La isla paradisiaca de Cancún es el suelo arenoso sobre el que los deseos se cumplen, pues es seguro que durante la noche la virginidad del lugar te permitirá admirar desde la playa una que otra estrella fugaz, además de los cientos de estrellas que se pueden observar sobre el estado de Quintana Roo.


San Sebastián del Oeste

Jalisco alberga este pintoresco pueblito sobre el que desde lo alto de la sierra podemos gozar de una atmósfera como pocas, subiendo al Cerro de la Bufa se respira y admira un cielo transparente que en las noches se ilumina con la luz de las estrellas.

El origen de las estrellas es el mismo que el de nuestro planeta, por eso, la experiencia de conocer un poco más de cerca un pedacito de lo que somos por fuera es absolutamente hermosa, al igual que lo es visitar todos los lugares que México nos ofrece como miradores selectos para apreciar el cielo.

No importa la leyenda que ronde a cada estrella o constelación, estos cuerpos jamás extinguirán su luz y siempre estarán ahí para iluminar nuestro camino.


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