15 cosas que no sabías del pan de muerto


Por Irlanda P. Vargas

Tequila, flor de 400 pétalos, tortillas, cigarros, mole con arroz, tamales, cempoalxóchitl y más, es los que se suele ofrendar cada 1 y 2 de noviembre a aquéllos que abandonaron el mundo terrenal e inyectaron en sus seres queridos un vacío que año con año buscan llenar a través de un altar dedicado a sus muertos y a la flaca.

Algo predomina ante la luz de las velas que iluminan el camino de los difuntos hacia la ofrenda: el pan de muerto; los huesos preciosos que dieron origen a la humanidad cuando Quetzalcóatl penetró al inframundo y los tomó. A través de este pan, cuyo origen conocerán a lo largo de este texto, nos burlamos del temor que le tenemos a la muerte.

Su carácter es ceremonial, pues colocarlo en los altares es un recordatorio de que un día seremos nosotros quienes tendremos que dar la bienvenida a la muerte, continuar con la tradición de visitar a nuestros familiares y disfrutar con ellos los platillos que más de una vez nos hicieron felices en vida. Aquí algunos datos que no sabías del pan de muerto.

- Su forma circular representa el montículo de tierra con que se cubre el féretro del muerto durante el entierro. Aunque también se cree que simboliza la universalidad de la muerte y el ciclo de la vida.

- Dependiendo la región, varían las masas y las formas del pan; pueden ser de seres humanos, muñecos, medias lunas o redondos decorados con huesos, hechos con la misma masa.

– En la actualidad encontramos pan de muerto con meses de anticipación, sin embargo, antes la costumbre era venderlo dos días antes y después del 1 de noviembre en las panaderías.

– El pan de muerto es en realidad una tradición colonial que permitió la incorporación indígena a la vida cristiana.

El libro “Azucaradas, afanes, dulces y panes”, de José Luis Curiel Monteagudo, detalla que “Comer muertos es para el mexicano un verdadero placer; se considera la antropofagia de pan y azúcar. El fenómeno del pan de muerto se asimila con respeto e ironía al desafío a la muerte, se burlan de ella comiéndola”.

– En las ofrendas, una canasta llena de panes es equivalente a un adorno de flores.

El pan cubierto con azúcar roja alude al México prehispánico, pues a los muertos ilustres se les sepultaba cubiertos de polvo rojo de cinabrio o sulfato de mercurio.

– Su origen se remonta a la Conquista. Los españoles habían presenciado los rituales sanguinarios donde se ofrendaban los órganos de las doncellas. En sustitución a ello, elaboraron un pan de trigo en forma de corazón.

– La bola grande del centro simboliza la cabeza, mientras que los cuatro huesos que los atraviesan simbolizan las extremidades del difunto y los puntos cardinales, representados por cuatro divinidades prehispánicas: Quetzalcóatl, Xipe Tótec, Tláloc y Tezcatlipoca.

– Durante los sacrificios humanos, en la época prehispánica, el sacerdote mordía el corazón aún latente del elegido. La oportunidad de comerlo iguala la experiencia de morder el corazón humano.

– En la antigüedad, los pueblos prehispánicos de México eran catalogados como caníbales, lo cual seguimos practicando de manera simbólica a través del pan de muerto.

– Su inclusión en la gastronomía mexicana es resultado del sincretismo que llegó incluso a los alimentos.

– La esencia de azahar y de naranja son integradas durante la elaboración del pan, pues existe la creencia de que los muertos pueden reconocer los lugares por el olor de las flores y la luz de las velas. 

– También se cree que en la elaboración de este pan se incluía la sangre de los sacrificios que se ofrecían en honor a Izcoxauhqui, Cuetzpaltzin o Huehuetéotl.

– Los huesos también representan las lágrimas derramadas por los que ya se fueron.


- El nacimiento y la muerte son para la cultura mexicana los momentos más representativos en la vida de un ser humano. Gracias a la celebración del día de muertos enfrentamos a la muerte, recordamos a nuestros seres queridos y, sin tener conocimiento de causa —hasta ahora—, regresamos a la época prehispánica para hacer memoria de aquella conquista que en 1519 sustituyó nuestras creencias.


Comentarios