10 pasos para dejar de sentirte avergonzada de tu cuerpo


Por Julieta Sanguino

Tal vez no todas somos iguales, probablemente existan muchas mujeres valientes que sin temor muestren su cuerpo tal y como es, con la plena certeza de ser hermosas, con el único hálito de decirle al resto del mundo que se aman y que no piensan un sólo instante en lo que cambiarían de su figura. Sí, evidentemente deben existir. Pero también estamos el resto, nosotras, las que sin remedio sufrimos por esa carne que se asoma demás, por la nariz grande que no sabemos cómo ocultar, los senos demasiado pronunciados, el trasero muy pequeño, nuestro color de piel, la estatura, la sonrisa falsa que nos acompleja, nuestra voz que más bien parece un pitido que retiembla, el exceso de vello, las piernas regordetas, el exceso de grasa en el antebrazo, granos en el rostro…

Sí, tal vez somos demasiado complejas como para entendernos nosotras mismas, para saber qué ocurre más allá de lo físico y darnos cuenta de que sólo un loco podría descifrar cómo hacernos felices. Cada que pienso en los problemas femeninos, recuerdo a Regina George y Cady Heron de “Mean girls”. Su casa, ese lugar en el que fuera de la escuela podían seguir cometiendo las ofensas más malévolas y crueles, era el escenario perfecto para criticarse. No a alguien más, sino a ellas mismas. Frente al espejo, podían decirse gordas, feas, narizonas y cualquier otro insulto que se les ocurriera. Parecía un ritual que formalizaban todos los días al ponerse frente al espejo, puesto que no sólo existían gordas y flacas, sino un sinfín de complejos dolorosos que las formaron. Y no sólo a ellas, nos formaron a todas.

Odiamos las fotos tal vez porque ellas nos recuerdan quiénes somos. Nos dan un pequeño vistazo de nuestra alma y por supuesto, nos recuerdan que hemos olvidado sentirnos hermosas. Las tomamos una y otra vez hasta poder captar el ángulo ideal, en el que luzcamos perfectas. Cada que nos enseñan una foto en la que salimos, ignoramos al resto, sólo nos importa nuestra mirada, la sonrisa y el brillo que se asoma en nuestro rostro. Nos enfocamos en hacer que el resto nos miren disfrazadas, con una máscara que nunca es auténtica y en ningún sentido demuestra quién somos en realidad.

1. Cada mañana mira en el espejo lo hermosa que eres

No hay nada como que tú misma lo creas y en muchas ocasiones, la mejor manera para comenzar a hacerlo es creerlo. Si diario, antes de hacer todas tus actividades, lo repites al espejo, poco a poco tu cerebro comenzará a creerlo.


2. Deja de compararte con las demás

Uno de los errores más grandes es creer que debes tener todos los atributos de esas mujeres de portadas que todos adoran. Nalgas perfectas, abdomen plano y cintura espectacular, tú no pagas millones en arreglar tu cuerpo y por supuesto, tienes una belleza real y diferente a la de ellas. Aprovecha tus atributos y deja de acomplejarte.


3. Haz ejercicio

Además de que el ejercicio contribuye al bienestar mental, mejora tu autonomía, memoria, cognición, promueve el optimismo, la euforia, mejora tu autoestima y tiene diferentes beneficios en contra de enfermedades como la osteoporosis o la hipertensión, desde el primer instante que lo hagas verás que comienzas a ver resultados. Tal vez sean creados por tu mente, pero comenzarás a sentirte más guapa.


4. Mantén una buena actitud ante el mundo

Muchas mujeres comienzan a odiar al mundo porque no es tal y como ellas lo planearon. No lo hagas, una actitud positiva es la causa número uno de atracción. Si te das cuenta de que el mundo no complotea en tu contra, también comenzarás a sentir un cambio en tu interior y así la felicidad aparecerá con más constancia. Recuerda que la sonrisa es uno de los principales detonantes para atraer a los demás.


5. Camina por la calle sin pensar que todos te están viendo

Muchas veces vivimos acomplejadas con la opinión del resto. Nos vestimos para complacerlos y hasta hacemos malabares para llamar su atención, pero al final, los demás se van y sólo quedas tú. Haz lo que disfrutas sin pensar en quién te mira ni en cómo luces. Mantente segura en tu vestuario y en lo que quieres proyectar con tu actitud.


6. Canta

Cantar sirve para mantener siempre una actitud positiva. Una voz sabia asegura que debes desconfiar en quien no canta. Cuando algo esté mal, cantar te ayudará a dejar de pensar en eso y a hacer las cosas de manera distinta. Producirás endorfinas y te sentirás muchísimo mejor.


7. Aliméntate bien

No se trata de una dieta ni mucho menos, muchas veces es necesario consentirte con cosas que a ti te gustan y que son deliciosas; sin embargo, a veces tantas comidas enlatadas o en la calle pueden hacerte experimentar hartazgo y culpa. Piensas que has comido en exceso toda la vida y que eso ha provocado que tu cuerpo no sea el que un día anhelaste. Si mantienes una alimentación equilibrada verás que poco a poco tu actitud también cambiará.


8. Vístete con algo que te haga sentir cómoda y segura

Esos ingredientes deben ir siempre para adornar tu vestimenta. No importa qué tan extravagante resulte porque te vistes para ti, no para los demás.


9. Nunca critiques a las demás

Porque aunque parezca absurdo, criticar a las demás puede llegar a hacerte sentir vacía… no vives para ti, sino que existes para el resto.


10. Baila

Bailar alimenta el alma. Te da más energía, te ayuda al sistema cardiovascular y por supuesto, con cada movimiento te sientes más sensual… lo importante de bailar es coordinar tu corazón con los pasos que das.


Todo el tiempo nos preocupamos en lugar de disfrutar la vida y tal vez ahí radica el primer error. El fracaso de nunca estar conformes con lo que somos e intentar cambiar la perspectiva de los demás en lugar de la nuestra. Como un cliché, resuena la pregunta “¿me veo gorda?”, que enfurece a todos los hombres por tener todas las respuestas erróneas, apagamos la luz, nos compramos tallas más grandes y retocamos nuestras fotos hasta que queden aceptables, porque evidentemente pensamos que nunca serán perfectas, igual que nosotras.

¿Qué necesitamos para sentirnos hermosas de nuevo? Mucho, pero tal vez el ingrediente principal es autoestima. Después de tenerla, puedes continuar con estos sencillos pasos que te harán más segura.


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