9 formas de hacerte más inteligente que no tienen nada que ver con la mente


Por Paola Iridee

Usar la cabeza es un todo. No se trata solamente de atascarse la memoria con datos culturales y seleccionar una rama en específico para hacerte experto en ella sino de aprender a ir “más allá”, y es que, si el cerebro es como un árbol en constante crecimiento, los seres humanos estamos hechos para abarcar mucho más que una sola rama.  

En el cerebro hay más conexiones que átomos en el universo, y la cantidad de estrellas hasta ahora descubiertas no supera a los cien billones de conexiones neuronales que llegamos a tener. Además, está demostrado científicamente que, a lo largo de nuestra vida, el cerebro siempre cambia de forma en pequeños niveles: forma nuevos enlaces y los fortalece o desecha según el uso que le des, y esta capacidad se conserva hasta el día en que te mueras, sin importar la edad que tengas. 

Siempre se dijo que nunca terminamos de aprender, pero ahora tenemos la certeza de ello. Si tu cerebro tiene la capacidad de hacer tanto ¿todavía dudarías de lo que puedes hacer tú? Para ayudarte a exprimir el potencial que hay dentro de tu cabeza, intenta con estos consejos para aumentar tu inteligencia:

1. Pasa un tiempo significativo fuera de línea
Es importante darte tiempo para descansar de esa mole colectiva que no duerme nunca: el internet, y es que desconectarnos un poco de “todo” es muy necesario a veces. Es tonto negar la importancia y la trascendencia que ha tenido la tecnología en nuestras mentes así como en la vida diaria, existen muchísimas ventajas, pero su abuso también posee muchas cosas en contra -como dicen: para todo hay medidas-. así que aprovecha ese tiempo en que no estés conectado para hacer nuevas actividades, ejercitarte un poco, salir a dar un paseo, leer, conocer lugares nuevos o cualquier cosa que nutra tu realidad, incluso si el ritmo de vida a veces no te permite hacerlo tan frecuentemente como quisieras. 


2. Sé diverso en tus actividades
Todos necesitamos cierta rutina para funcionar y es natural que se formemos costumbres con el tiempo, de hecho, es parte de un proceso natural del cerebro que fortalece conexiones neurales para aprender a realizar una cierta actividad de manera mecánica con el tiempo, y así dejar espacio y tiempo para aprender nuevas cosas. Ahí está el asunto: no dejes de hacer nuevas actividades. A veces estamos tan inmersos en nuestras rutinas diarias, que cuesta imaginar hacer otra cosa que nos sea ir a la oficina o a clases, ir a ver una película de moda con tus amigos y salir de antro, pero lo cierto es que necesitamos hacer más cosas, tan diferentes entre sí como sea posible. Sal a caminar y piérdete un rato, inventa un postre, toca el piano aunque sea ‘María tenía un corderito’, lee 8 horas seguidas, habla de temas filosóficos por el chat de Facebook o discute la situación social de nuestro país en una cantina con tu mejor amigo ¡¿qué importa?! Sólo no dejes de variar siempre tus actividades y conserva el ímpetu por experimentar.


3. No te aísles
Siempre será importante alimentar el mundo propio, de hecho, es la base de lo que somos y de la forma en que procesamos el mundo, pero evidentemente no somos plantas y no fabricamos nuestro propio alimento: tenemos que consumir “algo” del exterior. Convivir con gente que tiene distintas creencias, ideas, formas de ser y maneras de pensar nos ayuda a crear un panorama más amplio de las cosas y contemplar ciertos factores que, por nosotros mismo, no hubiéramos visto. Hay que tener muy presente que “dos cabezas piensan mejor que una”, que compartimos una realidad colectiva con millones de individuos más, y que todo el conocimiento e ideas del mundo no han sido generadas por un solo hombre.


4. Encuentra lo que te apasiona
Nada hace que te intereses tanto por una cuestión como el hecho de que sientas pasión por ella. La pasión es lo que conduce al mundo, ese ímpetu por querer hacer siempre lo que amas es lo que te mueve… y también lo que te hace comprender. La mejor forma de llegar a un entendimiento claro de las cosas es encontrar un punto que realmente te interese de ellas, así que date tiempo de desconectarte de todo para poder adentrarte en un tema.


5. Aprende a indagar
Pregúntate, pregúntate mucho y acerca de todo. Profundiza en las cosas y no te quedes nunca con “una embarradita” de datos. Cuando algo te interese, investiga y aprende de ello todo lo que puedas; sólo así puedes llegar a comprender realmente un tema. Como dice Daniel Goleman en su libro “El espíritu creativo”: “uno debe realizar una acción en forma tan completa que se pierda a sí mismo al hacerlo”


6. No sólo sigas a los líderes de opinión
Todos los pueblos a lo largo de la humanidad han necesitado de figuras de poder, gente que está hasta arriba de la cadena, pero encaminarse a seguir sólo a esas personas es lo mismo en enclaustrarse a una misma línea de pensamiento: la que todos siguen. Siempre habrán más opiniones, cada ser humano nace dotado de sus propios sentidos y mente para generar su propia percepción de las cosas, y no sabes si las ideas de la persona que tienes al lado puedan cambiar completamente tu perspectiva, así que nunca descartes la posibilidad de conversar con un extraño o escuchar atentamente lo que otros tengan que decir.


7. Aprende a percibirte como un todo
Este punto va de la mano con el dos: somos seres integrales. Todos venimos al mundo con la misma baraja, con “las mismas semillas”, y esto quiere decir que todos tenemos aunque sea “la raíz” de todos los conocimientos y habilidades que humanamente se puedan tener -desarrollarlos ya estará siempre en cada quién-. Todos podemos llegar a comprender física cuántica, así como todos podemos también aprender a solucionar problemas de la vida cotidiana con mayor facilidad, ¿y sabes por qué? Porque todos estamos orgánicamente compuestos de lo mismo y funcionamos con lo mismo. Aprende a percibirte como un todo, y nutre cada una de las partes que te conforman.


8. Ejercita tu capacidad de adaptación
La mente humana es una red tan compleja como la existencia misma, y por ello tiene la capacidad de tomar formas diferentes si una no le funciona. Nunca te quedes sólo con lo que sabes hacer; cuando logres la maestría en algo, ponle pausa por un tiempo y pasa a otra cosa. Cuando algo no te salga como esperabas, haz que funcione de otra forma. Si acabas de entrar a un lugar nuevo, observa el entorno y aprende a mimetizar para ganarte un lugar ahí. Ya sabes: la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma.  


9. Piensa con creatividad
Tener un pensamiento creativo no es lo mismo que hacer actividades recreativas, como pintar, escribir cadáveres exquisitos o hacer manualidades; en realidad, la creatividad es un proceso cognitivo que se refiere a la capacidad de ilación que tenemos; la habilidad para asociar y enlazar unas ideas con otras, ir de un tema a otro por las conexiones que tengan entre sí, poder identificar lo no-convencional de lo común y ser más asertivo a la hora de enfrentarte a la solución de problemas. Esta capacidad es el don de los pioneros: la de abrir caminos donde nadie más lograba verlos siquiera.  


Tu mente tiene más capacidades de las que podrías creer, y uno nunca sabe la distancia a la que es capaz de llegar hasta que no intenta, así que quiebra los límites, porque ahí está la clave. Es cierto que es difícil y doloroso, pero se necesita pensar en grande para poder ir más allá; los límites existen para ser superados. Trasciéndete y explota tu inteligencia, que no es tan difícil desarrollar los hábitos necesarios.  Si te interesas más en el tema, te recomendamos leer “Superficiales”, de Nicolas Carr y “El espíritu creativo” de Daniel Goleman.


Comentarios