Las polémicas rivalidades que marcaron la historia del arte


Por Eduardo Limón

Nada como que tu peor enemigo ofenda drásticamente aquello que haces para empezar a exigirte a ti mismo lo mejor. Aún más terrible si ese antagonista fue en algún momento un amigo o alguien afectivamente cercano. En el mundo del arte eso sucede con más frecuencia que en cualquier otro campo; la lucha de egos o reconocimiento entre artistas puede ser uno de los actos más descarnados, brutales y extraños en la salud mental (o física) de los profesionales involucrados, al mismo tiempo que una atracción mediática o histórica en cuanto a curiosidades se refiere. Las peleas entre creadores van, en ocasiones, de lo raro a lo ridículo pasando por lo innecesario; sin embargo, dichos conflictos invariablemente suelen ocasionar las mejores producciones y bofetadas creativas que se han visto jamás.


A lo largo de la historia se ha dado un tumulto más que completo de rivalidades, malentendidos, ofensas y traiciones con respecto a la labor artística entre distintos personajes; catalizando así ideas, inspiraciones y retos que de otra manera no hubieran podido salir a flote. A continuación, se presentan algunos de los más importantes roces que las artes pudieron atestiguar con el paso de los años; esas disputas que significaron cambios estilísticos o revoluciones pragmáticas y hoy se reconocen como necesarias para explicar el avance del quehacer estético.


Miguel Ángel y Da Vinci

Para comenzar, Leonardo y Miguel Ángel son el ejemplo perfecto: los dos fueron enseñados de la misma manera, ambos fueron considerados por su tiempo como artistas divinos y en su momento, fueron convocados para pintar en el Salón de los quinientos en Florencia. La rivalidad entre ellos era obvia y llegó el momento en que se hizo más que presente. Si se encontraban en la calle, se ofendían el uno al otro insinuando errores en sus trabajos o fallas de representación.


Caravaggio y Giovanni

Caravaggio y Giovanni también tuvieron su batalla. Ante un conflicto que se vio protagonizado por quejas, respuestas, mensajes y ofensas mediante la pintura, ambos artistas se satirizaban al grado de que Caravaggio en algún momento escribió que las pinturas del otro debían ser utilizadas en el mundo como papel de baño.


Gauguin y Van Gogh

Vincent van Gogh y Gauguin fueron grandes amigos por un tiempo. Quizá ése sea el verdaderamente doloroso dato en esta historia; ambos artistas se apreciaban y comprendían hasta que el primero invitó al otro a formar un paraíso artístico-utópico en el sur de Francia, acto que dirigió su mutuo malentendimiento hasta que llegó el día en que Vincent se cercenó una oreja y Paul permitió que se lo llevaran a una institución psiquiátrica.


Picasso y Matisse

Pablo y Henri fueron ese tipo de amigos que más allá de darse aliento mediante palabras bonitas, gozaban de empujarse bruscamente para que el otro diera lo mejor de sí hasta el día en que la amistad ya no dio lo suficiente como para soportarse. Picasso, en una ocasión, le dijo a Matisse que su idea para la capilla de Venecia parecía un baño.


Pollock y De Kooning

El verdadero conflicto entre Pollock y De Kooning nunca fue llevado, de hecho, por ellos mismos; eran la crítica y el público quienes guiaron esa guerra hasta el final. Greenberg y Rosenberg, ambos críticos y estudiosos reconocidos de su época, encarnaron en realidad esas disputas entre dos perspectivas del arte en la modernidad.


Ingres y Delacroix

En pleno siglo XIX, dos de las corrientes más importantes se rivalizaron por una lucha de respeto: el Neoclasicismo y el Romanticismo luchaban por una distinción privilegiada. Ingres y Delacroix protagonizaron fervientemente esa disputa; la utilización que cada uno le daba a los colores y a las formas nunca fueron suficientes, cada que se encontraban en fiestas o lugares públicos no podían parar de contrariarse.


Banksy y Robbo

Uno de los ejemplos más claros en la actualidad fue la mezcla de actos y pintas que Banksy y King Robbo sostuvieron cerca de los años 2000. Ambos, figuras emblemáticas del arte urbano, hicieron uso justamente de esos soportes callejeros para molestarse el uno al otro pintando y repintando sus creaciones mutuas.

Las pugnas y los enfrentamientos en el arte no sólo se dan entre los artistas, sino en el entendimiento del público, tal cual se explica en Cómo distinguir entre Monet y Manet, los dos genios del Impresionismo, o también entre prácticas y movimientos, como se retoma en estas 8 razones por las que ver arte contemporáneo todavía nos cuesta trabajo.


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