Por Eduardo Limón

Absolutamente todo es efímero. Así como los sentimientos y las palabras pueden irse con el viento y perderse en los mares del tiempo, nublarse ante el espectro total del reloj por más esfuerzos que destinemos a su pervivencia, hay cosas que se van de este universo para no volver jamás.
Si ponemos especial interés en aquello que como civilización global nos hemos alentado a producir para marcar la grandeza de nuestra especie o el paso de nuestro intelecto por el planeta, podremos encontrar que en los terrenos del arte y la arquitectura se ha dejado vestigio incontable –cuando no invaluable– de lo humano y sus capacidades. Sabemos que sería imposible mantener toda obra realizada sobre la Tierra y seguir construyéndonos como raza; sin embargo, nuestro apego a lo que fue y podría continuar crea una necesidad insaciable de prolongación en lo material que nos afecta emocional y culturalmente.

De acuerdo con World Monuments Fund, organización internacional sin fines de lucro dedicada a la preservación de sitios de arquitectura histórica y patrimonio cultural en todo el mundo, y una revisión que ha realizado National Geographic sobre las aseveraciones de dicha firma –aunque a esta labor también se ha unido el comentario experto de la revista Times– existen en el globo 50 monumentos culturales en total riesgo de desaparecer. Algunos son rescatables siempre y cuando se tomen acciones en cuanto antes, otros están en una situación insalvable por cambios y afectaciones climáticas. Lo que no se puede cambiar en ningún caso es su condición actual.

Por ello, aceptando tranquilamente que sería ilógico y superfluo pretender que todo rastro de la civilización permaneciera intocable por el resto de los tiempos, considerando natural el desgaste de nuestras creaciones, es mejor visitar por última vez ciertas regiones o apoyar a que otros espacios resistan por algunos años más antes de su triste despedida.

A continuación, esos sitios que están hoy en completo riesgo.

En América:

El Palacio de Justicia de Apia

Misión San Xavier del Bac en Tucson

Misión San Esteban del Rey en Acoma

El antiguo Colegio de San Ildefonso en México

Los desiertos de Chihuahua en México

Escuela Nacional de Artes en la Habana

Las Iglesias Coloniales en Santiago de Cuba

Los fuertes de Potobelo

La Iglesia y el Convento de San Francisco en Ecuador

La ermita de Barranco en Perú

Rumiqolqa en Perú

Los geoglíficos de Chug Chug en Chile

El cementerio de Santiago en Chile

La Ladera de Misericordia en Brasil

En África:

La Isla Bunce

Figuig en marruecos

Abusir el-Malek en Egipto

La Gran Zimbabwe en Zimbabue

Las ruinas de Sabu Jaddi en Sudán

Las ruinas de Kua en Tanzania

El museo Bo-Kaap en Sudáfrica

La arquitectura tradicional de Mauritzio en Mauricio

La isla de Madagascar

La isla de Borneo

En Europa:

La Iglesia de São Cristóvão en Portugal

Los conventos de Sevilla en España

La fundidora de Averly en España

El Palacio de Justicia en Bruselas

El acueducto Aqua da Prata en Portugal

La casa Wentworth en Reino Unido

Los Baños de Moseley Road

Los campos de concentración en Italia

El Arco de Jano en Italia

La prisión de Spaç en Albania

Pavlopetri en Grecia

Bucharest en Rumanía

Rosia Montana en Rumanía

La Torre Shukhov en Rusia

El centro histórico Vyborg en Rusia

En Asia:

Petra en Jordania

El Palacio de Heneine en Líbano

Amedy en Irak

Los templos de Gon-Nila-Phuk en Alchi

El sitios de patrimonio cultural en Nepal

El complejo nacional deportivo en Camboya

La casa Boix en Filipinas

Kucapungane en Taiwán

El pabellón de Simwonjeong en Corea del Sur

El mercado de Tsujiki en Tokyo

En Oceanía:

Los archipiélagos de Micronesia

Clasificar los lugares más amenazados y deteriorados del mundo no es tarea fácil. De hecho, es una labor bastante triste y perniciosa. Decir que deben ser visitados por los seres humanos podría incluso ser aún más devastador; la condición de muchos de estos puntos es bastante precaria como para ser todavía más perjudicada por el pie del hombre. Sin embargo, hay que considerar todos esos espacios de la naturaleza invadidos por la civilización y tomar conciencia de que los edificios se pueden caer, derrumbar y perder, pero que planeta sólo tenemos uno y debemos apreciarle. Sobre todo, cuidarle. Sí, hay que ver y disfrutar de estos destinos naturales, siempre y cuando nunca les pensemos como perecederos. 


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