7 historias muy poco heroicas de gente que se salvó en el hundimiento del Titanic


Por: Alcides Gonzalez

Durante el hundimiento del Titanic hubo actos de valentía, de los que mucho se ha hablado. Menos comentados han sido algunos actos poco heroicos en medio del naufragio o después del mismo.
1. ¡Tropezó y cayó al bote salvavidas!

El hombre de negocios Dickinson Bishop no estaba dispuesto a morir aquel 14 de abril de 1912 en las gélidas aguas del Atlántico Norte. Cuándo se le preguntó cómo había llegado al bote salvavidas por delante de varias mujeres, dijo que había tropezado accidentalmente, cayendo dentro de la embarcación. En otra versión se contradijo, afirmando que fue invitado a entrar al bote por un oficial.

2. Explotación comercial inmediata

Una versión señala que la actriz Dorothy Gibson, sobreviviente del Titanic, tras llegar a tierra se fue directamente a la oficina de su manager a decirle que había que hacer una película de inmediato, ya que esa era la oportunidad de su vida. Otra versión dice que fue ella quien recibió las presiones de su manager. La película estuvo en las salas de exhibición menos de un mes después de la tragedia y Gibson usó el mismo vestido que llevaba durante el naufragio. No se conservaron copias de Save from the Titanic, pero Gibson alcanzó la ansiada fama.

3. Despedido por sobrevivir

El único japonés en el Titanic era Masabumi Hosono, un funcionario del Ministerio de Transporte de su país que regresaba a casa vía Estados Unidos. Hosonose se salvó porque vio a otro hombre saltar dentro de un bote salvavidas y él también lo hizo. Fue condenado por la prensa japonesa por «traicionar el espíritu samurái de sacrificio» y perdió su trabajo.

4. ¡Primero mi perro!

A pesar de que se les decía que no debían llevar las mascotas a los botes, varias mujeres ocultaron sus perros debajo de abrigos y mantas. Según informes, una mujer a la que no se le permitía ingresar al bote con su perro, prefirió quedarse y se hundió con el barco.

5. Tootsie en el Titanic

H. G. Lowe, tripulante de uno de los botes salvavidas, ayudó a salvar muchas vidas. En uno de sus viajes a la nave en rescate de gente, vio a una figura de falda y chal, particularmente musculosa, que entraba atropelladamente al bote y se dio cuenta de que se trataba de un hombre vestido de mujer. Era Daniel Buckley, quien admitió que llevaba un chal pero insistió en que no llevaba falda.

6. Riqueza y miseria humana

Cosmo Duff Gordon era un hombre de negocios y cuando vio que el barco se hundía supo lo que tenían que hacer. Junto con otros 4 millonarios sobornó a unos tripulantes para utilizar un bote salvavidas solo para ellos y sus familias. Cuando ya se alejaban, uno de los tripulantes sugirió regresar para recoger a otras personas, pero la esposa de Duff Gordon consideró que irían muy apretados. Todavía había espacio para 28 personas.

7. ¡Vístete que ya vengo por ti!

William Carter le dijo a su esposa que se vistiera y arreglara a los niños para escapar y salió precipitadamente del camarote. La señora Carter creyó que volvería, pero al ver que demoraba se fue por su cuenta con los chicos y lograron entrar en un bote salvavidas. Cuando se reencontraron, contaron en Nueva York un relato heroico, pero la mujer sabía lo que había pasado. Se divorciaron y salió a relucir la verdadera historia.



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