Los 5 países menos visitados del mundo


Por Alejandro López

Colón, por casualidad, llegó a las Antillas y estableció el primer contacto con los arawaks, una nación indígena de tradiciones comunales, que compartía todo cuanto la naturaleza proveía sin afán de lucro o ganancia alguna. El navegante genovés, mitificado a través de los tiempos por la llamada “herencia hispana” como aventurero, visionario y torpe emprendedor que se topó con un continente por error, descubrió lo que muchos pensadores europeos afirmaron durante siglos: América era un continente atrasado.

En efecto, la noción de propiedad en el territorio que va de Alaska a la Tierra de Fuego estaba a años luz del grado de decadencia de la Europa de entonces, que se sumergía en metales preciosos y mierda de forma simultánea. En realidad, la ingenuidad de Colón radicó en creer que el resto del mundo se comportaba de la misma forma. Sus cartas de relación lo confirman:

“De buen grado negociaron todo lo que ellos poseyeron… ellos no llevaban armas y no las conocen, ya que les mostré una espada, la tomaron por el borde y se cortaron por la ignorancia…. Sus lanzas están hechas de madera. Con cincuenta hombres nosotros podríamos subyugarlos a todos y obligarlos hacer lo que quisiéramos”

En menos de un siglo, los arawaks fueron reducidos a través de una política de genocidio, explotación y conversión al cristianismo y los cánones ultramarinos. A pesar de la resistencia y los intentos organizados por recuperar lo suyo, al final la espada de acero pudo más que las lanzas de madera y el desenlace de la historia reproducido a escala continental, es el producto de la realidad latinoamericana.

La empresa de Colón es el reflejo de una visión dominante que culminó con la conquista de América y tomó (algunas veces amablemente, otras a sangre y fuego) cuanto encontró como suyo. Para viajar alrededor del mundo, no sólo hacen falta los medios materiales, también una mente abierta y sobre todo, humildad para aprender de lo que cada persona conocida a lo largo del viaje puede enseñar, aún en contra de nuestras creencias.  Éstos son los cinco destinos menos visitados del mundo, lugares que comparten una característica en común: son islas de difícil acceso, parcialmente incomunicadas, con una riqueza natural envidiable y un modo de pensar y organizarse distinto a lo que el mundo occidental está acostumbrado:

Tuvalu
Las ocho islas polinesias que conforman a este país reciben la menor cantidad de visitas al año, poco más de un centenar de viajeros. La belleza natural de las islas, el azul impoluto del mar y la calma con que se toman la vida los tuvaluanos, además del impulso local al turismo son excelentes razones para conocer el tercer país más pequeño del mundo, un sitio para olvidarse de todo lo demás y entrar en contacto con la naturaleza.

Kiribati
Perdidos en medio del Océano Pacífico, los 33 arrecifes coralinos e islas llenas de vegetación y recursos naturales son un capricho de la naturaleza alejado a más de ocho horas de tierra firme. La única importancia para el turismo mundial radica en su meridiano, el primero que recibe cada año nuevo; sin embargo, ambiciosos proyectos de resorts, B&B’s, hoteles e infraestructura en desarrollo esperan una mayor afluencia de visitantes.

Montserrat
Afirmar que el Caribe es lo más parecido a un paraíso terrenal no resulta descabellado después de conocer Montserrat, una isla en las Antillas Menores que formó parte del Imperio Británico y hoy presume playas de ensueño, un clima soleado y aguas transparentes donde el tiempo pasa impávido, lejos del bullicio de toda ciudad. La isla quedó devastada después del paso de un huracán y la explosión del Soufriere Hills, el volcán más activo del Caribe.

Santo Tomé y Príncipe
Dos pintorescas islas separadas de África en el Atlántico son el sitio perfecto para una aventura exótica en medio de la densa selva, volcanes activos dignos de la ciencia ficción y resorts que combinan la exclusividad del lujo con un auténtico territorio inhóspito tierra adentro. A pesar de que los complejos hoteleros crecen frenéticamente en la capital, sólo las agencias de viajes portuguesas –a quien perteneció antiguamente– contemplan viajes a este destino que no puedes perder ocasión de visitar.

Comoras
Un archipiélago que roza Madagascar y la parte continental de África se esconde en una posición privilegiada de cara al Índico. Se trata de las islas Comoras, un lugar con infraestructura turística básica, ideal para descubrirlo personalmente, sin guías, agencias de viaje ni recomendaciones. Su herencia árabe y francesa combina joyas arquitectónicas con playas y lagunas paradisiacas, además de mercados, restaurantes y hoteles producto de la fusión de ambas culturas.


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