Por: Noelia Farias
Cuando pienso en mis abuelos, pienso en una fuente inagotable de amor. En ellos siempre encontré un consejo, una enseñanza, una inspiración. Las comidas de la abuela deberían existir siempre, abrir la puerta y sentir ese aroma inigualable era una caricia al alma.
Cómo olvidar las historias de mi abuelo, de los trabajos que tuvo, de sus muchas anécdotas, algunas que nunca sabré cuánto de ficción o realidad tuvieron, pero eso no importa porque me quedo con la duda y la magia.
Nadie duda de que ellos deberían ser eternos y tenemos unos cuantos motivos para afirmarlo…
1. Nos daban todos los gustos
Muchos dicen que los abuelos están para malcriar a los nietos, probablemente sea una sentencia exagerada, pero bien es cierto que aquel dulce que nuestros padres negaban, sólo era cuestión de ir con los abuelos para obtenerlo.
2. La comida de la abuela era la mejor del mundo
Nunca sabremos por qué, pero la comida de la abuela es y será la mejor del mundo, tanto es así que después el resto de las comidas las comparamos con la de la abuela.
3. Las historias del abuelo parecían sacadas de una película
Las historias de los abuelos muchas veces resultan increíbles, ¿realmente le sucedió eso? ¿cuánto de verdad hay? Son los mejores a la hora de recrear acontecimientos y eso nos encanta.
4. Eran nuestros cómplices y compañeros
Cuando hacíamos alguna travesura, los abuelos siempre eran nuestros cómplices. Ellos nunca vieron nada ni saben nada, ¡hasta algunas veces hacían las travesuras con nosotros!
5. Nos entendían con sólo mirarnos
No hacía falta decirles qué nos pasaba, ellos lo sabían, y también sabían cuando necesitábamos un fuerte abrazo.
Mis abuelos fueron y serán lo más valioso. No son eternos, pero siempre estarán presentes en un gesto, una sonrisa, una caricia...
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