5 razones para no pensar en el trabajo mientras no estás ahí



Por: Andreina Matos

En términos generales, no es tan malo pensar en el trabajo aunque no estemos en él. De hecho, es normal que nos preocupen ciertas cosas, como el cumplimiento de las metas o el informe que debemos entregar el lunes por la mañana. Sin embargo, la trama se complica cuando estos pensamientos se vuelven en casi una obsesión. Deja de ser sano y raya lo preocupante.

No obstante, dejar de pensar en el trabajo resulta más sencillo de decir que de hacer. Por lo tanto, estas razones te dirán que es mejor focalizarte en actividades más productivas.

1. No todo lo puedes resolver

Surge un problema y te sientes en la obligación de ponerte manos a la obra. Esto no está mal, pero no tiene sentido cuando no te encuentras en la oficina. Por ende, trata de pensar que dicha situación es solucionable estés o no estés. Conclusión: no todo lo podemos controlar.

2. Tu salud es lo primero

Pensar constantemente en el trabajo puede llevar a algunos a obsesionarse con él y hasta estresarse a niveles insospechados. Algunos de los efectos de dicho estrés inclusive acarrean molestias físicas y hasta mentales. Lo cierto es que a estas señales debemos prestarles y atención y aprender que es mejor dedicarnos a pasatiempos que nos relajen.

3. Es momento de explorar tus gustos personales

El trabajo puede quitarnos tiempo para vivir nuevas experiencias. Es fácil de decir, pero poco a poco entenderemos que dedicar nuestro tiempo (además de la oficina) a otras cosas también es igual de productivo.

4. Trabaja para vivir, no vivas para trabajar

Es necesario insistir en que el trabajo forma parte de nuestras actividades de adulto, pero no es la única. La vida es más que eso.

5. Ser responsable no significa sacrificar la vida personal

Nuestro cerebro siempre está en marcha, inclusive cuando no nos damos cuenta. Esto, no obstante, no es excusa cuando nos referimos a pensar sobre el trabajo. Enfócate en disfrutar el presente y no en los pendientes que quedaron en la oficina. La responsabilidad que adquirimos en el trabajo también la debemos tener con nosotros mismos.

Dejar de obsesionarnos con el trabajo es posible, solo es cuestión de entender que existen otras actividades que también complementan nuestras vidas. Está en nuestras manos el encontrar el equilibrio que más se ajuste a nosotros.






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