Alimentos que debes consumir para tener dientes blancos



Por: Diana Garrido 

De niños, atesorábamos más los dientes caídos que los que nos iban creciendo. La razón era porque cada que un nuevo diente se desprendía de nuestra encía, indicaba que el ratón nos visitaría esa noche y con algo de suerte, al ver lo blanco y radiante que era el diente, nos dejaría una moneda o un billete.
Incluso dormíamos poco o nada con tal de ver al misterioso roedor que se llevaba nuestras piezas blancas.

Luego de cepillarlo con especial dedicación, lo dejábamos bajo la almohada con el fin de que el Ratón Pérez o Paco Muelas, como se hacía llamar, visitara sigilosamente nuestro hogar. En la mañana, debíamos revisar bajo la almohada buscando el tan preciado tesoro. A veces, dejaba notas de agradecimiento, otras, nos regalaba un cepillo dental y otras más, simplemente estaba el premio brillante y enorme, una moneda. Con esta historia detrás de nosotros, crecimos sin saber por qué un ratón se llevaría nuestras piezas dentales, cuál era el fin y en qué momento lo hacía.

En 1894, el hijo del Rey de España perdió su primer diente. El niño, muy asustado, no podía dormir y sentía dolor, pensaba que su diente nunca volvería a crecer. Por más que el Rey le explicaba que su diente había terminado su vida y que saldría uno más bonito, grande y blanco, el niño seguía llorando. Su padre decidió tomar cartas en el asunto y le pidió al cura Luis Coloma que escribiera una historia para que el niño entendiera de mejor manera lo que estaba pasando en su cuerpo. El padre le escribió un cuento que hablaba de ratones. Cuando el niño lo escuchó, quedó mucho más tranquilo de saber que el Ratón se llevaría su diente para adornar su hogar. Entonces, el relato se comenzó a hacer muy popular entre otros niños que comenzaron a creer en él. La historia se extendió en otros países de habla hispana. Desde entonces, se nos inculca el habito de mantenerlos limpios para que el ratón se los pueda llevar.

Para mantener una dentadura completamente blanca no es suficiente cepillar constantemente los dientes o usar enjuague bucal. También depende de los hábitos alimenticios que tenemos. La comida influye en la blancura de más formas que las que podríamos pensar. Sin embargo, existen algunos mitos alrededor de ciertos alimentos que, se dice, blanquean la sonrisa. No obstante, no todos resultan tan efectivos como se piensa. A continuación te decimos qué tan ciertas o falsas son las aseveraciones en favor de aquellos alimentos.

Manzanas

Mito: Al comerla a mordidas pulen la dentadura, producen más saliva y mantienen un buen aliento.

Realidad: aunque pulen la dentadura, no siempre mantiene un buen aliento ya que depende de qué otros alimentos se comen a lo largo del día. En cuanto a la salivación, ésta aumenta considerablemente con los alimentos ácidos.

Fresas

Mito: contienen ácido málico que también está incluido en las pastas dentales. Comerla a mordiscos es el equivalente a cepillar los dientes.

Realidad: el ácido málico no se incluye en las pastas dentales. Al ser ácidas generan saliva, pero por el nivel de acidez, generarán más bien que los dientes se tornen amarillentos.

Cítricos

Mito: aporta vitamina C, lo que favorece el blanqueamiento y al mismo tiempo el brillo aumentará.

Realidad: la vitamina C es antioxidante, elimina radicales libres y funge como antiséptico, esto quiere decir que es más bien ayudante en problemas de gingivitis e infecciones bucales, mas no como blanqueador. Comerlos frecuentemente reduce fuerza en la dentadura.

Queso

Mito: ricos en lácteos producen calcio para la dentadura, lo que la hará mucho más fuerte y menos amarillenta.

Realidad: mentira, al ser grasa, se impregna en la dentadura y la vuelve amarillenta quitando su brillo y el esmalte natural, además incrementan el mal aliento.

Chicle

Mito: al masticarlo, elimina restos de comida, estimula la producción de saliva y neutraliza ácidos para reponer los que se pierden con el paso del tiempo. Lo más recomendable son los chicles sin sabor o sin azúcar.

Realidad: provocan caries aunque no tengan azúcar. Más que fortalecer los dientes, se debilitan porque el chicle les va despegando algunos componentes que generan brillo y solidez de la dentadura.

La conclusión es que no hay un alimento que produzca o fomente la blancura en los dientes, todo es cuestión de una alimentación balanceada y una limpieza bucal adecuada. Si bien todos estos alimentos tienen ciertas propiedades, no son suficientes para mantener una dentadura blanca. Quizá el Ratón de los Dientes ya no nos visite, pero seguramente se sentiría feliz de ver tus dientes tan blancos.



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