¿Cuál era la dieta de los mayas en el México prehispánico?



Por: Rodrigo Ayala

No, no comían humanos.

Acerca de los mayas podemos obtener muchos de los datos más fascinantes del México prehispánico. Los principales asentamientos de esta cultura se dieron en la actual Península de Yucatán, en Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. Ellos practicaban el llamado “juego de pelota”, un deporte-ritual en el cual el esférico representaba el sol y los jugadores eran prisioneros de guerra. Algunos investigadores afirman que los perdedores eran decapitados.

Contrario a otras religiones, el suicidio era considerado un acto divino y de amplio honor e Ixtab, la diosa del suicidio, era representada con una cuerda atada en el cuello.  También su concepto de belleza puede ser discutible, sin embargo, para ellos era algo sagrado: las mujeres se afilaban los dientes para resaltar su atractivo y a los niños se les sometía a la deformación de cráneo y ojos para dejar constancia de que pertenecían a la élite de su pueblo.

Pero, ¿qué sabemos acerca de su dieta? ¿Cuál era la base de uno de los rituales más fascinantes e indispensables en el ser humano como lo es la alimentación? ¿Qué comía una de las civilizaciones más admiradas en todo el mundo? Descúbrelo en las siguientes líneas.

Así como otras culturas prehispánicas, los mayas basaron su alimentación principalmente en el maíz y el frijol. Se cree que un 70 % de su dieta diaria estaba sustentada por estos alimentos tan comunes, incluso en el presente. México es conocido por su alta ingesta y producción de alimentos surgidos a partir del maíz como el atole, las tortillas y los tamales. ¿Qué celebración tradicional en este país no cuenta con alguno de los tres anteriores alimentos? Todo ello ya lo comían los mayas en tiempos antiguos.

Por su delicioso sabor, el cacao era un manjar destinado principalmente para las clases más altas y otros productos como la miel y la sal eran importantes para aderezar sus alimentos.

También cultivaban en grandes cantidades chile habanero, tomate, chayote y camote. Su entorno era rico en frutas como el mango y la papaya, por lo cual, no dudaban en recolectarla y hacerla parte fundamental de su ingesta, al igual que el aguacate y la jícama.

La cultura maya exploró el arte de preparar deliciosas bebidas con alcohol como el balché, el cual se hacía con la mezcla de agua, miel y la corteza del árbol balché. Esta bebida se usaba sobre todo en ceremonias. El almíbar que se obtenía de este árbol se fermentaba para dar paso a la bebida propiamente dicha. Otro elixir común para los mayas fue el sakab, el cual surgía a partir de la mezcla del maíz con miel usada como edulcorante.

Gracias a la diversidad de especies vivas que habitaban la misma zona geográfica que ellos, los mayas tuvieron el privilegio de no padecer la falta de alimento. Sus opciones eran ilimitadas. Prácticamente a donde fueran podían encontrar una amplia gama de animales para cazar. Sobre todo, fueron los terrestres la base de su dieta. El venado cola blanca se alza como una de las especies más apreciadas por ellos. Le seguían el conejo, el mono, el manatí, la paloma, el armadillo o el faisán. También sentían predilección por los cerdos salvajes como el pecarí y el jabalí, así como por reptiles como la iguana, que tanto abundaba en la selva.

Otras especies que les sirvieron para su supervivencia fueron los roedores como el tepezcuintle y la tuza. Asimismo, criaron para su alimentación guajolotes, perros, patos y codornices.

Su cercanía al mar les ayudó a desarrollar una actividad pesquera dinámica que también se reflejó en su dieta. Los mayas apreciaban mucho lo que las aguas dulces y saladas tenían para ellos: fue así que los ostiones se convirtieron en un platillo recurrente. Aparte de ellos, especies como truchas, lenguados, mojarras, mantas, e incluso el pulpo, se pescaban para su venta tierra adentro. Para la conservación del pescado usaban un proceso de salación o secado al sol sin sal. En especial, se tienen evidencias de que la carne de la tortuga y el manatí fueron bastante apreciadas entre la cultura de la que hablamos.


Comentarios